Medalla de Honor de la Emigración a María Jesús Vila, la mujer constante

El acto principal del viaje a Nueva York del director general de Migraciones, Aurelio Miras Portugal, fue la concesión de la Medalla de Honor de la Emigración a María Jesús Vila.

Medalla de Honor de la Emigración a María Jesús Vila, la mujer constante

El acto principal del viaje a Nueva York del director general de Migraciones, Aurelio Miras Portugal, fue la concesión de la Medalla de Honor de la Emigración a María Jesús Vila.

El Club España estaba primorosamente engalanado. Las autoridades en lleno habían llegado en representación de los varios escalones del Gobierno español y gallego: Allí estaban el director general de Migraciones del Ministerio de Empleo, el embajador de España en Washington, la cónsul general adjunta en Nueva York, el cónsul honorario en Newark, el consejero de Empleo en USA, el presidente del Consejo General y presidente del CRE-NY. Y por Galicia, se unían ahora la secretaria xeral de Igualdade de la Xunta, Susana López Abella, y el alcalde de Ribeira, Manuel Ruiz Rivas. Además el Club España y su joven director, Juan Pablo Álvarez, es también reconocido foco de atracción para las autoridades locales de Newark y Harrison que estaban presentes en este acto y participan con frecuencia en muchos de sus eventos.

Esta extraordinaria congregación de tan altas autoridades no venía para recibir o celebrar a un presidente de gobierno o a un gran dignatario, a un famoso deportista o a algún cineasta. Muy al contrario, venían a honrar y premiar a una mujer del pueblo, a una administradora eficaz, a una voluntaria dedicada y constante, a una madre de familia. La Dirección General de Migraciones había elegido bien. Querían honrar a una ciudadana española y gallega que había dedicado varias décadas de su vida a su comunidad, a ayudar y a apoyar a todos cuantos se le acercaban. Cuántos lo hicieron durante tantos años sabiendo que si había solución a sus problemas con emigración, inmigración, cuestiones consulares, María Jesús les ayudaría a encontrarla, incluso si implicaba un viaje al Consulado en Nueva York.

María Jesús Vila ha repartido sus responsabilidades entre su familia (mujer casada con dos hijas mayores y profesionales), sus puestos administrativos en la Universidad de Rutgers y en la alcaldía de Harrison, y su dedicación constante y fiel al Club España y la comunidad española y gallega especialmente en la gran ciudad de Newark. Y recuerdo bien que una vez que asistí a una misa española en la parroquia del Sagrado Corazón, allí estaba María Jesús activa también en el coro parroquial.

Por eso en sus varias intervenciones, las autoridades resaltaron cómo querían honrar y celebrar los valores humanos de una persona destacada por su constante dedicación a cuantos la rodeaban. Así lo proclamaban en sus palabras de felicitación Aurelio Miras Portugal, el embajador Ramón Gil de los Casares, la secretaria xeral de Igualdade de la Xunta y el alcalde de Ribeira, como todos cuantos intervinieron para felicitarla. Todos coincidían en enaltecer esos valores humanos que han distinguido la trayectoria de María Jesús Vila.

Todos cuantos la conocemos en la comunidad española la felicitamos por su merecido reconocimiento.