Consejero general por Bélgica, pide una función “más reivindicativa” para los CRE

Marco Antonio de Lera: “En estos momentos nos estamos preguntando cuál es el futuro de los CRE”

Preside, desde hace cinco años, el CRE de Bélgica, país en el que residen oficialmente alrededor de 62.000 españoles, pero todavía no sabe si repetirá como candidato en las elecciones que, presumiblemente, se celebrarán el año próximo para renovar los consejos de residentes. Durante la celebración del último pleno del Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior (CGCEE), Marco Antonio De Lera se quejó a ‘Crónicas de la Emigración’ del escaso eco de las actividades que organizan determinadas asociaciones vinculadas con la emigración española.

Marco Antonio de Lera: “En estos momentos nos estamos preguntando cuál es el futuro de los CRE”
Marco Antonio de Lera
Marco Antonio de Lera.

Preside, desde hace cinco años, el CRE de Bélgica, país en el que residen oficialmente alrededor de 62.000 españoles, pero todavía no sabe si repetirá como candidato en las elecciones que, presumiblemente, se celebrarán el año próximo para renovar los consejos de residentes. Durante la celebración del último pleno del Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior (CGCEE), Marco Antonio De Lera se quejó a ‘Crónicas de la Emigración’ del escaso eco de las actividades que organizan determinadas asociaciones vinculadas con la emigración española; se mostró crítico con los partidos políticos que han tenido responsabilidad de Gobierno en España; con el recorte de presupuestos a los CRE y sobre la función de los consejeros. “Pienso que los consejos de residentes ejercen una función consultiva, pero me parece que no tendría que ser así”, sino que su función debería ser “más reivindicativa”, asegura este consejero general.

Pregunta. De sus palabras se deduce que no está para nada de acuerdo con la función de los CRE. ¿Qué es lo que más le preocupa?

Respuesta. Se ve todos los días que no tenemos ningún poder, en absoluto, y los que tienen el poder, todavía se vio hoy [por el pleno de la pasada semana], se ríen de nosotros. La Administración, también. Yo creo que es una comedia y los que tenemos que estar en esta comedia, no valemos.

P. Cuando dice que los políticos se ríen de los consejeros, ¿a qué se refiere?, ¿tal vez a la falta de respuesta hacia el voto rogado?

R. Sí. Y son los primeros en no respetar los plazos de la ley. El Real Decreto prevé que los consejeros tenemos que reunirnos cuatro veces al año como mínimo, y que tenemos que dar la información a todos los españoles de la demarcación consular. Todo está escrito, pero ¿dónde están los medios?, ¿cómo vamos a hacer para dar la información si no tenemos medios?

P. Dice esto porque se ha rebajado el presupuesto a los CRE.

R. Eso no es rebajar. Para llamarlo por su nombre: eso es un crimen. Estamos muy orgullosos de lo que hicimos en este CRE de Bélgica, porque las fuerzas que nos precedieron nunca dieron a conocer a la ciudadanía española lo que es un CRE. Nosotros, en 2010, decidimos hacer una reunión con las autoridades en cada provincia todos los meses a puertas cerradas y luego llamar a la colectividad española a debatir a puertas abiertas. Editamos un boletín cuatro veces al año. Ese fue trabajo nuestro, pero ahora nadie nos ayuda. Teníamos un presupuesto que superaba los 20.000 euros al año, pero eso nos duró muy poco, menos de un año. Cuando llegaron los recortes, fue un escándalo total. De casi 21.000 euros nos bajaron a 6.000 y hoy día tenemos 2.500 euros para funcionar. No tenemos ni para sellos.

P. ¿Y qué se puede hacer con 2.500 euros?

R. Cuando nos lo pregunta el cónsul, le digo: “Es lo que me dan”. En estos momentos nos estamos preguntando cuál es el futuro de los CRE.

P. Intuyo que están desencantados con el trato de la Administración hacia los CRE en estos momentos

R. Sí, y creo que el trato es igual para todos los CRE.

P. ¿Qué le gustaría que se pudiera alcanzar en un pleno del Consejo como el que se acaba de celebrar? ¿Hasta dónde se puede llegar?

R. Pues una cosa muy simple. En el pleno de hace dos años hice con el compañero de Bolivia un proyecto que se aprobó por unanimidad para la defensa del ciudadano español en el exterior. Se trataba de dar personalidad jurídica al Consejo General para las materias que tocan a la ciudadanía. Eso permitiría tener un abogado al que consultarle cuando nos pareciera oportuno en el caso de que el Gobierno de este país tocara una materia o una ley concerniente a la emigración. Se obtuvo la unanimidad en el Consejo General, pero eso debe estar en un cajón en el Ministerio a pesar de que puede ser un avance muy grande para el Consejo. Ningún político te da un arma para que la utilices. Es la razón por la cual, creo yo, no tienen ningún interés en que nos entretengamos aquí a darles la lata.

Políticos y consejeros tenemos dos líneas completamente opuestas, y cómo podemos conciliar esto. Hoy en día no tengo ninguna respuesta. Estoy convencido de que los políticos no tienen ningún interés en mejorar las cosas. No hay ninguna voluntad política de cambiarlo por parte del PSOE ni del PP.

P. Como hijo de emigrantes asturianos, cuando viaja por el mundo, ¿observa diferencias entre emigrantes españoles y los de otros lugares?

R. Sí observo diferencias entre unos y otros en el trato. Por ejemplo, los italianos tienen facilidades para poder votar, cosa que aquí no tenemos. Los franceses igual, tienen facilidades, pese a que el voto no es obligatorio. Nosotros, que nos damos bombo y presumimos mucho, estamos muy atrasados en esas cosas. En España, los gobiernos nunca hicieron nada por la emigración, sí dar la imagen de que hacen, pero en realidad, nada en absoluto.

Me gustaría que se reconociera que la emigración hizo mucho por este país; muchos sacrificios y, hoy día, otras exigencias están por delante de la emigración, y eso es una vergüenza. Se ve cómo se trata a los consejeros aquí, se están riendo de nosotros.

Por no ir más lejos. Hoy [por la sesión plenaria del pasado 26 de octubre] hubo un intento de manipulación, pero les salió mal. Estoy hablando del momento en que  se votó a los consejeros de la comisión permanente. Las autonomías y los representantes del Ministerio nunca pueden votar en esos casos y hoy pudieron votar. Evidentemente, había ahí una razón y un candidato que molestaba a la Administración. Nosotros estábamos dispuestos a denunciarlo, lo denunciamos aparte y notamos que habíamos metido el dedo en la llaga.

P. El resto de consejeros no se opuso.

R. No, el resto de consejeros no se animan a denunciar estas situaciones.

P. Sin embargo, han sido muy críticos con los dos políticos del PP y del PSOE que han ido al pleno a exponer sus programas para la próxima legislatura.

R. Sí, pero nada más que en esos temas. Por ejemplo, en lo de la comisión empresarial. Se quería crear esta comisión porque ciertas personas querían imponer su sistema y sobre todo, como se dice en Francia, ‘preparar la cama para el que se va a acostar’. Ya habíamos rechazado ese tema en un pleno anterior, ya se había rechazado en la Comisión de Derechos Civiles, pero siguieron con ese tema. Ayer [por el pasado día 26] nos pasamos casi el día debatiendo sobre ese tema.

P. ¿Y qué se pretendía con ello? ¿Qué interés puede estar detrás de esta comisión empresarial?

R. No lo sabemos, pero imaginamos que crear un ‘lobby’. Pero este Consejo se basa en la defensa del español en el exterior. Ciudadanos somos todos: empresarios, trabajadores y estudiantes y con esto se pretendía otra cosa. Para trabajar con los empresarios ya existen las cámaras de comercio. Cuando los empresarios no quieren este tipo de comisiones, por algo será. Los empresarios se preguntan por qué se quiere crear, pero es un misterio total. El caso es que maniobra hubo.

P. Se le presupone muy vinculado con la tierra de sus progenitores. No en vano, además de presidir el CRE belga también es tesorero de la Agrupación Asturiana y de la asociación que aúna a los republicanos asturianos en el país, pero ¿cómo es la situación de la colectividad española en Bélgica?

R. Creo que como la de todos los españoles que están fuera, sobre todo en Europa. Creo que los jóvenes se identifican más con el país en el que viven. Quizá es cierto que las costumbres y la cultura es imprescindible que lo sientan, pero mezclarse entre nosotros como hacía la anterior generación, eso lo hacen un poco menos. Los ancianos se sienten un poco sin interés. Y eso duele, porque si España pudo levantar la cabeza en otro tiempo fue con el dinero de los emigrantes. Eso me parece más claro que el agua, y no creo que la Administración se lo haya devuelto, por lo menos en gratitud, ni siquiera, y eso la gente…

P. ¿Qué esperan esos ancianos de la Administración española viviendo en un país como Bélgica? ¿Qué les gustaría que se hiciera por ellos?

R. Por lo menos, que se les tenga un poco de consideración. Cuando se convoca a la prensa para hablar de los emigrantes, nadie nos recibe. Nada sacan a la luz de las actividades de sus asociaciones.

P. ¿Está reprochando a los medios de comunicación que no publiquen la información que generan las asociaciones del exterior?

R. No lo recogen. La gente mayor sabe que esos medios existen, pero no los conocen. La publicidad de las actividades la realizamos entre las propias entidades, pero nada de lo que hacemos tiene mayor repercusión. Recuerdo que no tenemos presupuestos y funcionamos únicamente por vía electrónica, porque no tenemos dinero. Cuando teníamos papel podíamos hacerlo en papel, pero ahora, no. Los ancianos, muchos de ellos no tienen internet. Los hijos o nietos reciben un correo nuestro, pero no van a informar sistemáticamente a los abuelos o a los padres. Y en ese problema estamos, que creo que es general en toda Europa. En América funcionan de otra manera. No tenemos la misma realidad.

P. ¿Qué diferencia observa entre la nueva y vieja emigración?

R. Muchos de los emigrantes de otros tiempos llegaron para trabajar en las minas, los de ahora vienen mejor preparados pero están explotados. En estos momentos, 62.000 españoles residen en Bélgica oficialmente. El problema es que no hay obligación de darse de alta en el consulado y consta que a Bruselas vienen todos los días por tren o por avión jóvenes que no se dan de alta. Se estima que en total hay entre 110.000 ó 115.000 españoles en el país, o sea el doble de lo reconocido oficialmente. Son jóvenes con unas necesidades enormes, pero la administración ni se mueve ni tiene pensado moverse para mejorar su situación.

P. ¿Hay algún sector en el que se puedan desarrollar profesionalmente?

R. En este momento no hay nada.

P. Pero aún así siguen llegando.

R. Sí, porque Bélgica les ofrece un futuro seguramente mejor que el que tendrán en España. El nivel económico en Bélgica es mucho más elevado, aunque es menor la calidad de vida, que en España la tenemos mejor.

P. ¿Cómo está resultando la integración de los españoles en la cultura belga?

R. La nueva emigración se relaciona entre ellos, poco se mezclan. La vieja, al principio también, pero, poco a poco, se fueron integrando; los hijos se van casando... Los nuevos tienen la esperanza de que la cosa cambie aquí para poder regresar. Pero España está muy mal, igual que Grecia, con consecuencias menos negativas, pero al mismo nivel, y este proceso va a durar muchos años antes de poder llegar a un nivel medio. Las nuevas generaciones tienen la ilusión de que si hay cambio de Gobierno en España la cosa vaya a cambiar, pero yo no lo creo así.

P. Y el retorno de los mayores, ¿ellos prefieren volver o prefieren seguir en el país de acogida?

R. Los ancianos tienen a los hijos en el país. Cortar de raíz es algo que ya hicieron una vez, y hacerlo otra, cuando las amistades de infancia o juventud a lo mejor ya no viven, es difícil. Además, el modo de vida es diferente y las costumbres con las administraciones, también. Aclimatarse a un país es un cambio profundo. Creo que los ancianos quieren volver, porque la tierra siempre llama, pero se dan cuenta también de lo que pueden perder. Con la pensión de Bélgica pueden vivir muy bien en España y muchos volvieron, pero regresaron, a lo mejor por los hijos y los nietos.