El consejero general por Australia dice que los nuevos emigrantes están “muy cualificados”

Juan Rodríguez: “Muchos jóvenes vienen a Australia a trabajar con compañías españolas”

Australia es el destino soñado por aquellos que ven en su riqueza paisajística y en su potencial económico el lugar idóneo para desarrollar un proyecto de vida. La actual crisis económica ha hecho posible el sueño de muchos jóvenes españoles, que se cuentan entre los más de 3.000 con alta cualificación profesional que en los últimos dos años se han instalado en el país de la mano de empresas como ACS o Iberdrola.

Juan Rodríguez: “Muchos jóvenes vienen a Australia a trabajar con compañías españolas”
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Juan Rodríguez Cobos.

Australia es el destino soñado por aquellos que ven en su riqueza paisajística y en su potencial económico el lugar idóneo para desarrollar un proyecto de vida. La actual crisis económica ha hecho posible el sueño de muchos jóvenes españoles, que se cuentan entre los más de 3.000 con alta cualificación profesional que en los últimos dos años se han instalado en el país de la mano de empresas como ACS o Iberdrola. Su creciente demanda de proyectos en los sectores de la construcción o de la energía solar o eólica hace de Australia un lugar apropiado para la implantación de empresas españolas que llegan con su propio personal administrativo y técnico a un país con más de 30.000 españoles inscritos en la Oficina Estadística, de los cuales, 18.000 figuran en el Censa Electoral de Residentes Ausentes (CERA).

“Muchos jóvenes vienen a Australia a trabajar con compañías españolas”, observa el consejero general del CRE por Australia, Juan Rodríguez, quien, el pasado mes de septiembre, acudió al III Pleno del VI Mandato del Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior (CGCEE) y con quien tuvimos ocasión de conversar sobre la nueva emigración al continente oceánico; de las barreras que deben estar dispuestos a traspasar en un momento como el actual, caracterizado por las migraciones; y de la importancia de aprender a adaptarse en un clima social tan distinto al acostumbrado. Rodríguez nos describe a trabajadores alejados del perfil de aquellos españoles que llegaron al país antes de los años 70 para ocupar un puesto de peón en la construcción pero que, con el tiempo, han conseguido prosperar. Por el contrario, los nuevos emigrantes han alcanzado ya los 30 años de edad, están “muy cualificados” y cuentan con el visado 457, que da acceso a un trabajo legal, aclara el consejero.

No obstante, la obtención de este visado se ha endurecido tras la aprobación por parte del Gobierno australiano de modificaciones que obligan a las empresas a buscar trabajadores australianos durante tres meses antes de contratar a extranjeros. El salario mínimo aumenta (pasa de 51.400 a 53.000 dólares anuales) y los empleados deberán conocer el inglés. Además, las empresas con licencia para contratar trabajadores extranjeros tendrán un límite sobre el número que pueden patrocinar, según se recoge en la nueva normativa.

Para conseguir un visado 457 en Australia es necesario contar con el apoyo o el ‘sponsor de una empresa. Algunos afortunados llegan al país con visado de estudiante o turista y consiguen que una empresa les contrate y les patrocine, pero eso no es lo más común.

Además, en los últimos años se vislumbra “mucho desencanto con el programa” 457. Las empresas “suelen abusar”, y conseguir algo con la protesta “es muy difícil”, puesto que si se rompe el acuerdo, la compañía suele salir ganando, ya que tiene más “poder” que el trabajador, aclara Juan Rodríguez.

Si muchos españoles llegan a Australia amparándose en este programa, otros lo hacen sin documentos y sin información alguna. “Son personas con título, pero que no se han espabilado”, apunta el consejero, ya que, aclara, no saben que “Australia no da visados a nadie que esté allí; tienen que salir fuera del país y solicitarlo”.

En teoría, el australiano “primero, defiende lo suyo, pero, en la práctica, evita dar cursos” y prefiere traer a los trabajadores “de fuera”, sobre todo “de África”, dice Rodríguez, ya que se trata de personas “mucho más dóciles” y con menor exigencia salarial.

Juan Rodríguez, natural de Málaga, reside en Australia desde su juventud. Se fue por “una locura”, primero a Barcelona y después de Suiza, desde donde se desplazó a Oceanía por 20 francos suizos. Hoy reside en Camberra (capital del país), ciudad que califica de “aburrida”, pero “con buenas infraestructuras”. Trabajó en la construcción y en una pequeña empresa de electricidad. Estudió Económicas y entró a formar parte de varios departamentos ministeriales. En 1992 fue gerente del Pabellón de Australia en la Expo de Sevilla.

Desde 2003 preside el Club Español, en el que con anterioridad ya ocupó otros cargos, y desde 2011 es consejero del CRE de Australia.

Para Juan Rodríguez, el problema de la colectividad en Australia es “la diferencia entre la antigua y la nueva emigración” y cómo ello repercute en los mayores, que pierden la facilidad para entenderse en inglés y “no consiguen comunicarse”, dice.

“Hay asociaciones de españoles y gallegos”, pero “hay muy pocos voluntarios” para colaborar con los mayores, se lamenta. Por el contrario, apostilla: “Es mucha la demanda”, pero “las nuevas generaciones no tienen interés” en colaborar y en involucrarse en estas entidades asociativas, porque hoy en día, según añade, cuentan con “otras maneras de ocio”.

Rodríguez considera que “la nueva generación de emigrantes” debería “coger las riendas” de las instituciones españolas y gallegas en Australia para evitar su desaparición, tal y como ocurrió con algunas colectividades, que tienen cerrados sus edificios. “Otros están en proceso de cerrarse”, informa.

Por otra parte, reconoce como un error el hecho de que “la vieja guardia nunca” haya invitado “a la colonia latinoamericana” a acudir a las instituciones, “lo que llenaría ese vacío entre la emigración antigua y la nueva”, concluye.