Fue cofundador de la Confederación de Asociaciones Españolas de Padres de Familia

Fallece en Sevilla Manuel Gómez Romero, carismático líder del asociacionismo español en Alemania

Manuel Luis Gómez Romero, uno de los grandes líderes del asociacionismo español en Alemania y uno de los dirigentes más comprometidos y carismáticos que tuvieron las asociaciones de padres de familia y su Confederación en este país, falleció en Sevilla el pasado día 4 de enero, acompañado por sus seres más queridos. Por su vida ejemplar y su incansable y eficaz labor en favor de los emigrantes, su memoria formará ya parte para siempre de la historia de la emigración española en Alemania.
Fallece en Sevilla Manuel Gómez Romero, carismático líder del asociacionismo español en Alemania
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Manuel Gómez Romero, durante su intervención en una asamblea de la Confederación.

Manuel Luis Gómez Romero, uno de los grandes líderes del asociacionismo español en Alemania y uno de los dirigentes más comprometidos y carismáticos que tuvieron las asociaciones de padres de familia y su Confederación en este país, falleció en Sevilla el pasado día 4 de enero, acompañado por sus seres más queridos. Por su vida ejemplar y su incansable y eficaz labor en favor de los emigrantes, su memoria formará ya parte para siempre de la historia de la emigración española en Alemania.

Como reconocimiento a su inconfundible aportación al desarrollo de la Confederación de Asociaciones Españolas de Padres de Familia, esta organización le concedió, con ocasión de su retorno a España, el título de ‘Consejero Honorífico’ en la XIX Asamblea General, celebrada en 1994 en Günne. Era la primera vez que se concedía esta importante distinción, que desde entonces sólo han recibido tres personas más.

Manolo ‘el de Frankfurt’, como solían nombrarle los compañeros y amigos, había dirigido desde 1983 a 1986 el Comité de Formación de Adultos de la Confederación; de 1986 a 1990, el Comité de Escuelas y desde 1990 a 1994, el Comité de Análisis de la Situación. Estos cargos, que él siempre entendió como servicio a la emigración y a la sociedad, reflejan bien las tres pasiones que marcaron su vida: la formación, la escuela y el compromiso con la realidad en la que le tocó vivir.

Una infancia dura

Manuel, nacido en 1940 en El Almendro (Huelva), experimentó desde muy niño las consecuencias del atraso económico, social y cultural de la sociedad en la que había nacido. Desde los 6 años tuvo que dedicarse a cuidar el ganado de su familia, ovejas y cabras fundamentalmente, pasando noches a la intemperie y con el miedo constante a que las alimañas lo atacaran a él y a sus animales, lo que alguna vez sucedió. En esas circunstancias, apenas pudo visitar la escuela del pueblo y tan sólo podía acudir, de vez en cuando, a las clases que un vecino daba en su propia casa a varios niños a la vez. Las duras experiencias vividas desde su infancia no generaron en él resignación ni amargura, sino que le despertaron un gran afán de superación y fraguaron su espíritu de lucha solidaria por la dignidad de las personas, por la libertad y la justicia.

Tras su regreso del servicio militar en El Sahara, entonces colonia española, decidió dar un cambio a su vida y buscar nuevos horizontes. Emigró a Alemania, como lo estaban haciendo en aquellos primeros años de la década de 1960 miles de emigrantes, obligados también a abandonar su tierra sin haber podido asistir apenas a la escuela. Esta circunstancia marcaría su vida. Consciente del valor de una buena formación escolar, aunque emigrante soltero y sin hijos propios, dedicaría su tiempo libre a organizar a los padres emigrantes en asociaciones y a promover la lucha por el derecho a que los hijos de éstos crecieran bilingües y disfrutaran de una educación escolar de calidad.

Siempre comprometido

En Alemania, Manuel se involucró muy pronto en diversas iniciativas socio-culturales y políticas de trabajadores inmigrantes de distintas nacionalidades, implicándose especialmente en el movimiento de autoorganización de los padres españoles. Ya a principios de los 70, fue uno de los fundadores y miembros más activos de la Asociación de Padres de Familia de Frankfurt-Rödelheim, Sossenheim y Bockenheim. Allí conocería a Eufemio Cascón, cofundador de la Confederación, y a Eusebio Redondo, párroco de la Misión de Lengua Española, ya fallecido, con quienes colaboraría estrechamente durante muchos años dedicados al servicio de los emigrantes.

En los años siguientes se convirtió en uno de los dirigentes más dinámicos de la Federación de Asociaciones de Padres de Familia Españoles de Hessen y comenzó a participar en las reuniones y asambleas de la Confederación, hasta que, en la X Asamblea General, celebrada en 1983 en Bielefeld, pasó a formar parte de la Junta Directiva al ser elegido para dirigir el Comité de Formación de Adultos. Junto a su implicación en las tareas federales de la Confederación, mantuvo su presencia activa en las asociaciones locales y en la vida municipal de Frankfurt, donde llegó a

adquirir un gran reconocimiento por parte de los estamentos políticos y administrativos de esa ciudad del Meno.

Hombre de acción

La participación de delegados de las asociaciones locales en las Asambleas de la Confederación era altísima en aquellos años. En las Asambleas se discutía con entusiasmo y pasión sobre la mejor estrategia y los mejores caminos para conseguir el mayor éxito posible en la educación escolar de los niños. Detrás de aquellos momentos estelares en la historia de la Confederación estaba el trabajo abnegado de directivos como este andaluz, que con su inconfundible capacidad comunicativa y la autenticidad de su persona convencía a los que le escuchaban de la importancia de participar activamente en las Asambleas, independientemente de sus convicciones ideológicas, religiosas o políticas.

Su temprana militancia en el Partido Comunista de España le había dotado de herramientas de reflexión y análisis de la realidad, importantes para entender su éxito y eficacia como organizador y líder. En aquel partido encontró parte de lo que la escuela le había denegado. El resto de su formación lo fue adquiriendo a través de su pasión por la lectura y, especialmente, con la experiencia y los conocimientos que le fue aportando su implicación en el trabajo organizativo de los trabajadores migrantes. Con ética y coherencia ejemplares, supo compaginar su militancia en el partido comunista y su intensa actividad en las asociaciones de padres y en la Confederación de forma transparente y leal para todos.

Después de su jubilación y retorno a España, continuó manteniendo una intensa relación con la Confederación, asistía con frecuencia a asambleas generales y apoyaba diversas actividades del proyecto ‘Impulso’ para jóvenes. Participaba también en las reuniones institucionales que la Confederación Europea de Asociaciones Españolas de Padres de Familia mantenía periódicamente en Madrid con administraciones y partidos políticos, para representar y dar visibilidad a los intereses de los emigrantes españoles en Europa.

Mientras le fue posible, Manuel nunca dejó de interesarse por las causas de los más débiles y aunque no pudo ver cumplido su sueño de crear en El Almendro una residencia para emigrantes retornados, cedió generosamente una casa de su propiedad en el centro del pueblo como lugar de reunión para las personas mayores.

Última intervención en la Confederación

En el acto de clausura de la XXVII Asamblea de la Confederación, celebrada en Königswinter/Bonn en noviembre de 2013, con motivo del 40º aniversario de la fundación, Manuel se dirigió de forma particular a los nuevos emigrantes llegados a Alemania, animándoles a luchar por su futuro y a superar las dificultades, como lo habían sabido hacer los emigrantes mayores. Esa sería su última intervención en una actividad de la Confederación, pues la salud no le permitió volver a participar.

Todos los que lo conocieron, le recuerdan con respeto y cariño. “Fue un incansable y eficaz servidor de los intereses de los emigrantes españoles en Alemania”, escribe sobre él monseñor José Antonio Arzoz, presidente de honor de la Confederación y delegado emérito de las Misiones Católicas de Lengua Española en Alemania. José Feito, con quien el fallecido había colaborado en diversos proyectos de la Confederación y de la Academia Española de Formación, lo califica como “incansable luchador por las libertades democráticas en España” y Carmen Segura-Bockmüller, secretaria de la Confederación, que le conoció hace más de treinta años, dice que fue “una de las personas que más me impresionaron”, no solo en el trabajo asociativo sino como “persona luchadora, positiva, alegre y sencilla”. Para Eufemio Cascón, su compañero en la creación de las Asociaciones Españolas de Padres de Familia en Frankfurt del Meno y cofundador de la Confederación, fue “una persona fiable, desprendida y generosa, que siempre anteponía el interés de los demás al suyo propio, con el único interés de conseguir una sociedad mejor y más justa. Fue, sencillamente, un hombre bueno”, resume Cascón.