Es consejera por Suecia en el Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior

Eva Ortega: “La renovación de los CRE es reflejo de lo que está pasando con la gente joven en España”

Doctora en Bioquímica y Biología Molecular por la Complutense, la necesidad de dedicarse a la investigación llevó a la madrileña Eva Ortega hasta la región de Escania, donde se encuentra la ciudad universitaria de Lund, una de las más antiguas de Europa, donde reside desde hace 15 años. La consejera por Suecia considera que “la renovación de los CRE es reflejo de lo que está pasando con la gente joven en España”.

Eva Ortega: “La renovación de los CRE es reflejo de lo que está pasando con la gente joven en España”
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Eva Ortega, en Suecia, país en el que reside desde el año 2002.

Doctora en Bioquímica y Biología Molecular por la Complutense, la necesidad de dedicarse a la investigación llevó a la madrileña Eva Ortega hasta la región de Escania, donde se encuentra la ciudad universitaria de Lund, una de las más antiguas de Europa–, donde reside desde hace 15 años. Aunque tratada con mimo –“A los científicos se nos da bastante valor en Suecia”, reconoce–, considera que retornar debería ser una oportunidad al alcance de cualquiera. Sin embargo, “España falla en su política de retorno”, dice, algo que le gustaría contribuir a subsanar desde el CRE de Suecia.

Pregunta. ¿Cómo comenzó su vinculación con la colectividad?

Respuesta. Una vez que acabé el doctorado en Ciencias Químicas y Biología Molecular, me planteé hacer un postdoctorado para dedicarme a la investigación. No me gustaba la idea de ir a Estados Unidos, pero salió la posibilidad de hacerlo en Suecia, me vine y me quedé.

Cuando llegué, en el año 2002, no había nadie aquí. La colonia hispanohablante estaba compuesta sobre todo por refugiados políticos llegados de Hispanoamérica. Españoles, pocos. Me sentí tan sola que pensé en la posibilidad de hacer algo para ayudar a la gente que acababa de aterrizar. Así estuve años, hasta que en un cambio de cónsul honorario me presentaron al cónsul en Estocolmo, José Pedro Torrubia, y le expuse mis inquietudes, sobre todo en aquellos aspectos que tienen que ver con las gestiones burocráticas.

Él me introdujo en la Comunidad de Científicos Españoles en Suecia. Me puse en contacto con su junta directiva y al poco empecé a formar parte de ella. Luego, a través del cónsul, se nos informó de la formación del CRE.

P. ¿Y cómo tomó la iniciativa de presentar una candidatura?

R. El cónsul nos puso en contacto a los que estábamos interesados y, casi sin conocernos, formamos nuestra candidatura. Enfrente teníamos a los miembros del Centro de Jubilados Españoles de Gotemburgo. La participación fue muy baja, pero ellos ganaron. Aunque por la mínima diferencia, ganaron por 43 votos frente a 42. Pero se consiguió formar un CRE con cuatro consejeros de su lado y tres del nuestro. Era la primera vez que se conseguía montar un CRE en Suecia, país donde hay censados alrededor de 9.000 españoles, la mayoría residentes en la zona sur.

P. Y de ahí, a participar en el Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior. ¿Cómo calificaría su primera participación en este organismo?

R. Estoy muy agradecida. Fue una experiencia única poder ser parte del Consejo. Lo encontré fascinante, interesantísimo y muy dinámico.

Me llamó la atención, eso sí, que sólo hubiera una candidatura para la presidencia. El Gobierno propuso uno y no había otra opción. Imagino que si el Consejo está en contra, se podría evaluar este procedimiento. También es cierto que encontré el Consejo un poco politizado, más de lo que pensaba. Encontré dos tipos de consejeros y que el peso de Sudamérica no tiene nada que ver con el perfil que presentamos, por ejemplo, países como Suecia. En aquellos lugares donde hay más emigrantes se nota más la masa crítica.

P. Los CRE se han renovado y los jóvenes tienen más voz en el máximo organismo de representación de la diáspora. ¿En qué puede beneficiar esto?

R. La gente joven que se ha incorporado a los CRE procede en su mayoría de los países de Europa. Tengo que reconocer que me llama la atención que en Alemania no se haya conseguido formar un CRE. Pero la renovación es reflejo de lo que está pasando en nuestro país, donde la gente joven y con preparación se va en busca de empleo. Es bueno que se refleje esta emigración dentro del Consejo. Esto le proporciona un poco de aire fresco. Gente que no va con traje estamos aquí y podemos aportar otro tipo de discurso que tiene que ver con la dinámica de la gente joven: cómo funciona, cómo se comporta. En este sentido, creo que ha sido bastante interesante. La emigración joven en Europa contrasta con lo que ha sido la emigración en Sudamérica, pero todo forma parte de la emigración y me parece interesante ver esa mezcla.

P. Durante el tiempo que lleva residiendo en el país, ¿cuáles considera que son los problemas que más acucian al colectivo español?

R. La gente se queja de que Suecia es un país muy grande y por ello, la renovación de pasaportes es un problema. Antes se podía hacer a través de los consulados honorarios, pero ahora hay que trasladarse a la Embajada de Estocolmo.

Otras de las cuestiones que más preocupan tienen que ver con el voto rogado y con el vacío administrativo con el que se topan los españoles cuando vienen sin trabajo. Pasados tres meses fuera de España pierden los derechos en la Seguridad Social y tampoco están cubiertos en Suecia, porque aquí los requisitos son muy estrictos.

Tampoco existen aulas ALCE, sin embargo, en los países escandinavos, el Estado ofrece a los hijos de emigrantes la posibilidad de estudiar la lengua materna de modo gratuito una vez a la semana. No es al nivel de las ALCE, pero sí que existe esa posibilidad, que es única en Escandinavia.

P. ¿Y entra en sus planes reclamar esas clases?

R. Uno de los planes que tenemos es éste. Nosotros dependemos de la Consejería de Educación en Berlín y ya hemos empezado a tratar el asunto con sus responsables.

Lo que pretendemos es hacer un sondeo para conocer la demanda; preguntar a los censados sobre la necesidad de implantar las aulas ALCE. Pero eso no podemos hacerlo desde el CRE, porque no tenemos acceso al Censo Electoral de Residentes Ausentes (CERA).

De todos modos, la relación con el Consulado es muy buena y siempre que hacemos algo que ven que puede ayudar al colectivo español, colaboran.

En el Pleno, me integré en la comisión de Educación porque parte del CRE al que represento son lingüistas y están interesados en las aulas ALCE. A mí también me interesa el tema de la educación y el retorno.

P. Y respecto al retorno, ¿cuál es su postura?

R. Considero importante contar con la posibilidad de retornar. Que los científicos e ingenieros, cuando quieran volver, puedan hacerlo. Pero el hecho de estar organizados en España en comunidades autónomas es muy complejo. Hay que entrar en contacto con cada comunidad porque cada una tiene sus programas de retorno.

Como integrantes del CRE, intentaremos servir de ayuda para las consultas que se produzcan entre el Consulado y la colectividad. Es importante que la colectividad sepa que estamos aquí para ayudar, y no todo el mundo sabe que existe un CRE. Por eso, necesitamos salir y contar a nuestros compatriotas que estamos para recoger sus dudas y preocupaciones y trasmitírselas al Consulado. En ese sentido, tenemos que hacer un poco de marketing de nuestra presencia en Suecia.

P. Los problemas derivados del voto rogado, ¿cómo les afectan?

R. El voto rogado es muy complejo. Cuando yo llegué a Suecia esto no ocurría. Te llegaban las papeletas y votabas. Ahora no es así y el problema es que el voto muchas veces no llega. Pero yo no tengo una idea clara al respecto. Creo que no hay ninguna situación óptima, porque el voto electrónico también tiene su cara y su cruz, pero lo importante es que, si tiene que ser rogado, llegue a tiempo. Me gusta que las cosas funcionen. Quiero tener fe en que las cosas se pueden  hacer bien. Hay partidos que están en discusión constante por este asunto, pero en algún momento se tendrá que ir evolucionando.

P. Respecto a la normativa sobre nacionalidad, ¿cuál es su propuesta?

R. Lo que se necesita es más información. Lo importante es que los ciudadanos tengan conocimiento de las leyes y que los jóvenes sepan que, a partir de una cierta edad, tienen que ratificar su deseo de conservar la nacionalidad española. También creo que si esta pérdida de la nacionalidad se debe a un fallo, tiene que haber alternativas para que se pueda enmendar.

“En nuestro país fallan las políticas de retorno”

P. ¿Cómo es la vida de una española en Suecia?

R. Se vive cómodo aquí. Los beneficios sociales son muy buenos y hay muchas opciones laborales. El único problema es el clima. Pero todo no se puede tener. Te miman mucho para que te quedes, para que no te vayas a otro país donde el clima sea mejor.

P. ¿Estamos entonces ante un país aconsejable para los que buscan trabajo?

R. Suecia no es fácil para venir a la aventura. No ofrece muchas posibilidades en ese sentido. La emigración más joven que sale en busca de empleo y viene a la aventura tiene pocas posibilidades. No hay posibilidades de encontrar algo viniendo a la aventura cuando hablas inglés..., imagínate si vienes a probar suerte sin conocer inglés ni sueco.

Suecia es un país muy bueno, pero cuesta integrarse. Hay que venir con un contrato. Hablando inglés te puedes manejar en la universidad, pero para el resto tienes que saber sueco, porque esa es la única manera de integrarse y de buscar otros trabajos. Eso sí, una vez que estás en el sistema, esto es un paraíso.

P. O sea, ¿que no piensa en el retorno?

R. Yo tengo que dar gracias todos los días por haber caído aquí y tener la posibilidad de estar integrada. Eso no quita que quiera volver algún día a mi país y percibir que las cosas allí también funcionan, pero ahora, aunque quiera, no puedo volver porque en España no hay programas de retorno que se adapten a mis condiciones.

Tengo que decir que la educación en España es mucho mejor de lo que pensamos, pero lo que falla es el retorno.

El Estado español hace el esfuerzo de formarnos y una vez formados nos vamos a otro país al que no le hemos costado ni un duro y revierte todo en él. Para ellos es un beneficio absoluto, por eso nos cuidan. A los científicos nos dan bastante valor en Suecia.