Dispararon contra él cuando conducía para recoger a su hijo en la universidad

El presidente de la Feceve, Félix Barbero, sale ileso de un atentado

El presidente de la Federación de Centros Españoles de Venezuela (Feceve), Félix Barbero, salió ileso de un atentado sufrido el pasado día 20 en el que fue disparado por unos individuos que se le acercaron en una moto cuando conducía para recoger a su hijo. “Volví a nacer y puedo contarlo”, valora.

El presidente de la Feceve, Félix Barbero, sale ileso de un atentado
Félix Barbero salió ileso de un atentado.

El presidente de la Federación de Centros Españoles de Venezuela (Feceve), Félix Barbero, salió ileso de un atentado sufrido el pasado día 20 en el que fue disparado por unos individuos que se le acercaron en una moto cuando conducía para recoger a su hijo, estudiante en la Universidad Andrés Bello, según él mismo relata. “Volví a nacer y puedo contarlo”, valora.

“Casi todos los días de la semana, de lunes a viernes, por la noche busco a mi hijo en la Universidad Católica Andrés Bello, núcleo de la ciudad capital de Miranda los Teques, debido a que el transporte público cierra de trabajar muy temprano hacia el estado Aragua donde vivimos, por la inseguridad y el mal estado de la vía como principales causas”, explica.

“El pasado miércoles me dirigí a buscarle como siempre y pasando, después de la autopista regional del centro, el peaje de Las Tejerías, comencé a subir por la carretera más importante de comunicación del occidente del país, que conduce a la capital del estado Miranda, la Ciudad de los Teques, una vía que es una subida en pendiente cuyo mantenimiento está en el abandono encontrándose en muy mal estado, oscura, llena de huecos, sin señalización, donde se ha permitido de forma inconsciente las invasiones de lado a lado de la vía en terrenos escarpados, creando alto riesgo por los deslizamientos permanentes y por la inseguridad de la zona cobijo de melandros”, sitúa.

Habiendo recorrido cerca de dos kilómetros, en ese escenario se encontraba, dice, detrás de una camioneta marca Terius y un camión de pollos vivos que subía lentamente. “De pronto, en un sector que llaman Los Límites, o la guardia le dice el Punto Cero, se me apareció como un fantasma a mi lado una moto con dos individuos con trapos en la cara como los vaqueros del oeste y lentes grandes transparentes redondos, parecidos a los que usan los soldadores, sin usar cascos en la cabeza; la moto iba sin luces y el acompañante parrillero me apuntó con una pistola, el que manejaba me vociferó algo que no entendí, pues tenía apenas dos dedos abajo el vidrio. Dije para mí, me van a robar, secuestrar o sabe Dios; sin pensar dos veces aceleré fuertemente y me disparó este matón, aprecié de lado un color rojo intenso y el ruido de la bala, logré colarme por un hombrillo que me dejó la camioneta Terius, que creo estaba desconcertada de lo que pasaba; me metí en medio de ella y el camión y sin saber si vendría otro vehículo pase, con alto riesgo, el camión de pollos, apagué las luces del carro y me fui a lo que daba el carro, que me respondió muy bien, observando cómo dejaba a lo lejos a estos asesinos indolentes. Le debo las gracias al carro que me salvó la vida y a Dios que me guió con serenidad para lograr una maniobra casi imposible”, detalla Barbero.

“Cuando llegué a la alcabala del sector llamado Cumbre Roja, le informé a la guardia de lo que me había sucedido y fue cuando me bajé del carro y observé el impacto de la bala que pegó en el marco medio y no atravesó, pues de lo contrario me hubiera ido directo al cerebro y no lo estaría contando. Fui a poner la denuncia en el CICPC (Cuerpo de investigaciones científicas, penales y criminalistas) de la ciudad de la Victoria y dijeron que no era su jurisdicción y me enviaron al núcleo ubicado al salir del peaje de Las Tejerías, donde simplemente tomaron nota en un block rayado y me negaron llenar denuncia alguna; les manifesté que lo hacía porque no quería que sobre mi conciencia muriera otra persona en estas circunstancias”, añade finalmente.