¿El coronavirus saca los colores a España y Alemania? Reino Unido sigue a lo suyo

Hace unos meses, experimenté las consecuencias de opinar comparando países en un periodo de crisis sin precedentes. Se sobrepasaron mis expectativas en cuanto a número de lecturas, número de comentarios y número de críticas al autor del artículo… muchas de ellas muy acertadas, aunque, como dijo Clint Eastwood, “las opiniones son como los culos, todos tenemos uno”.

 

¿El coronavirus saca los colores a España y Alemania? Reino Unido sigue a lo suyo
Casarejos
David Casarejos.

Hace unos meses, experimenté las consecuencias de opinar comparando países en un periodo de crisis sin precedentes.

Se sobrepasaron mis expectativas en cuanto a número de lecturas, número de comentarios y número de críticas al autor del artículo… muchas de ellas muy acertadas, aunque, como dijo Clint Eastwood, “las opiniones son como los culos, todos tenemos uno”.

El título evidentemente tocó el orgullo patrio. ‘Alemania saca los colores a España y vapulea a Reino Unido’ fue un ejemplo claro de cómo lograr polemizar con una opinión y un titular.

Alemania parecía un ejemplo ante la pandemia y pude explayarme dando mi versión de la verdad, desde mi prisma concreto y usando datos sobre inversión pública en sanidad. Aun cuando me reitero en que dejan en mejor lugar al sistema sanitario alemán en términos reales y relativos, ahora este país está sufriendo como el que más los efectos de la pandemia, acercándose en número de casos a España.

Era ventajista, sin duda, usar los datos de los primeros 2 meses de pandemia, pero nadie podía predecir lo que nos estaba cayendo encima, pero la comparación transnacional siempre saca a los fanáticos de uno y de otros a la palestra, bien para hacer leña del árbol caído o para defender honores y afrentas.

Comparar sistemas sanitarios de diferentes países no puede hacerse a la ligera, y es complicado debatir sobre las diferencias entre un sistema público como España, con el sistema público de gestión privada en Alemania a través de las Gesetzliche Krakenkassen (aseguradoras). En ambas se paga a través de los impuestos, pero en Alemania se ve directamente cuanto va a sanidad al ser un pago diferenciado y esto hace que se piense que de alguna manera es una sanidad privada.

No podemos entrar a comparar los profesionales ni la profesionalidad en ambos sistemas, o hacer comparación de los hospitales, pero sí que podemos en cierta manera exigir el copiar a los teutones y tratar de acercarnos a su 9.5% del PIB en sanidad (estamos en 6.2%).

En la comparación que perdíamos con Alemania se centraban las quejas que levantó mi humilde opinión… pero en cuanto a Reino Unido, que es lo que más conozco, no hubo quejas ni hubo dudas de que Alemania vapuleaba al país de Boris Johnson.

Hoy me encuentro con datos que dicen que ya no hay vapuleo y los datos, a día 23 de diciembre, distan de los plácidos números de mayo, y de hecho sobrepasan a los datos de los británicos en número de muertos diarios (886 vs 744) si bien es menor en un 25% en el de nuevos casos.

La Covid-19 ha atacado a todo el mundo y nadie se ha librado de esta plaga que está desolando sectores de nuestra sociedad. Cada vez que podemos sentir que todo empieza a funcionar, tenemos alguna decisión de políticos que da al traste con esfuerzos anteriores. Acordémonos de ese esfuerzo por atraer a un puñado de turistas en agosto y que relajó a toda la población con el efecto que tuvo en septiembre y octubre, y aún hoy seguimos pagando. ¿Mereció la pena?

Reino Unido, la última semana, ha sufrido la humillación de ser apuntada con el dedo no solo por la cantidad de casos, sino por ser el país del que proviene una variante del virus. Variante de la que se empezó a saber en septiembre y no se dijo nada. Hace tres meses.

La inoperancia, incapacidad y lentitud de Reino Unido durante esta pandemia tiene efectos globales. Cerrar fronteras, vuelos, y exigir medidas al gobierno tory es necesario y no es de recibo que Londres y el sur de Inglaterra estuvieran durante semanas en fases de contención del coronavirus menos duras que el resto del país. Para salvar la joya de la corona de un parón económico se dio una falsa sensación de seguridad en una ciudad en la que la nueva variante estaba creciendo a un ritmo descontrolado.

Boris anuncia cierre y este fin de semana vimos que los trenes se llenaban de londinenses escapando hacia el norte, hacia el sur, hacia el este y oeste, a esparcir la enfermedad.

Ha sido muy relevante para las hordas de brexiteers ver cómo los países vecinos y miembros de la Unión Europea iban cerrando uno a uno y de manera unilateral las fronteras y las comunicaciones con Reino Unido, y sin tener que solicitar el consentimiento de la UE.

Los países ejercían su soberanía y decidían controlar sus fronteras.

La cabeza les explotaba a los fervientes fans de la salida de la UE. No podían entenderlo y creían que la soberanía solo podía existir en los verdes pastos fuera de la malvada y pérfida UE.

Y ahora encima, para añadir a la semana que hemos tenido, parece que se puede sellar un pacto para acabar este Brexit sin precipicios ni barajas rotas.

El pacto se ve como algo maligno en muchos frentes en el país que contaban los días para una salida por las bravas. El pacto, saben que Mr. Barnier no lo habrá firmado sin que haya supuesto un escarmiento para el gobierno de Boris Johnson, y el frente pesquero de la UE habrá logrado su objetivo de poder seguir usando en menor medida los caladeros de pesca británicos, y tendrán a buques con banderas francesas, españolas o portuguesas campando a sus anchas por sus “soberanas aguas”.

Ha habido sonrisas en ambos lados y nos venden un pacto positivo para ambos.

Cualquier cesión a la UE hace que Boris salga debilitado y tendremos sin duda al sector duro de los acólitos de la salida brusca insultando y pidiendo cabezas al ver que ese Brexit de unicornios en verdes praderas, con pasaportes azules e Imperio resurgiendo de cenizas, es en realidad un aeropuerto lleno de camiones y decenas de kilómetros de carreteras colapsadas, con pesqueros europeos en sus aguas, con un Gibraltar que tendrá frontera con Reino Unido y no con España, y con una Irlanda del Norte más cerca de Irlanda que de Reino Unido… por no decir que seguirán al pie de la letra mucha legislación proveniente de Bruselas.

Feliz Navidad Boris, y búscate un trabajo de lo tuyo…

David Casarejos Moya

Presidente del Consejo de Residentes Españoles del norte del Reino Unido, representante por este país en el Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior.