El complejo inaugurado en 1938 tuvo varias etapas y refacciones

El Cine Teatro Español de Neuquén, 83 años de historia como patrimonio social y cultural de los neuquinos

Mucho más que una pantalla para el séptimo arte y un escenario. Con una historia de más de 83 años, el Cine Teatro Español de Neuquén continúa vigente, potenciando el arte y la cultura de la región, además de cumplir una función social relevante. Enraizado en el corazón de la ciudad, en Avenida Argentina 235, el complejo es fruto de una apuesta épica de la Asociación Española de Socorros Mutuos de Neuquén que, a mediados de los años 30, impulsó el proyecto de una Salón-teatro, con capacidad para 500 butacas.

El Cine Teatro Español de Neuquén, 83 años de historia como patrimonio social y cultural de los neuquinos
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Vista del interior del Cine Teatro Español de Neuquén.

Mucho más que una pantalla para el séptimo arte y un escenario. Con una historia de más de 83 años, el Cine Teatro Español de Neuquén continúa vigente, potenciando el arte y la cultura de la región, además de cumplir una función social relevante. Enraizado en el corazón de la ciudad, en Avenida Argentina 235, el complejo es fruto de una apuesta épica de la Asociación Española de Socorros Mutuos de Neuquén que, a mediados de los años 30, impulsó el proyecto de una Salón-teatro, con capacidad para 500 butacas.

Marseillán y Cía de Bahía Blanca fue la constructora encargada de diseñar el edificio que estuvo a punto de ser emplazado en un lote en la calle Rioja, donde actualmente funciona la Clínica Pasteur. Ya con la decisión tomada de echar raíces en la arteria principal del polvoriento Neuquén, en mayo de 1934 se puso en marcha el proyecto, autorizando la exhibición de planos en las vidrieras de los comercios para promocionar la iniciativa que modificaría de una vez y para siempre la vida social del pueblo.

Al esfuerzo de los integrantes de la Asociación, se le sumaron diferentes estrategias y colaboraciones como la rebaja de fletes del Ferrocarril Sud, para transportar materiales de obra, o donaciones de dinero por parte de Lara Otaño de Pilotto, Francisca Ballesteros de Lastra y Rita Linares.

Tras aguardar el inicio de actividades de la Cooperativa de Agua, Luz y Fuerza (CALF), el 26 de noviembre de 1938 finalmente el Salón-Teatro Español abrió sus puertas con un acto inaugural encabezado por Salvador Vicente Quiroz, Santiago Casado, Antonio Álvarez, Leandro Fernández, Salvador Pérez, Eugenio Carrasco, José Domene, José Argés, Francisco Fornieles y Manuel Cuesta, tío abuelo del actual presidente de la Asociación, que lleva su mismo nombre.

Los hermanos Savrón

Tras consolidarse como uno de los puntos de encuentro preferidos de los valletanos, a principios de los años 90 se produjo un nuevo hito en la historia del Español con el desembarco de los hermanos Juan y Néstor Savrón, miembros de una familia de expertos cinéfilos que tenían pequeñas salas en Centenario y Cinco Saltos.

Junto con la Asociación Española, la nueva concesión encaró la refacción y modernización del complejo ampliando el hall de ingreso, incorporando camarines, un escenario, un pequeño bar y nuevos equipamientos de sonido.

“El Teatro Lope de Vega desapareció y el Español se convirtió en Cine Teatro con la estructura con la que se lo conoce en la actualidad. Se inauguró el 21 de febrero de 1991 con la película ‘Ghost: la sombra del amor”, recordó Pablo Bongiovani, presidente de Fundación BPN, que actualmente tiene la concesión del Cine Teatro.

El pujante desarrollo que ostentó la sala cambió con la llegada de los Village, ya que le quitó la prioridad de los estrenos. Tras un pequeño salvataje de la cadena, los hermanos Savrón volvieron a ponerle el cuerpo cuando a la compañía de capitales foráneos ya no lo vio como un emprendimiento rentable. Sin embargo, esa etapa duró poco tiempo.

Fundación BPN

El Español volvió a tener otro cambio significativo en 2012, cuando la Asociación Española lanzó una compulsa que terminó ganando la Fundación Banco Provincia de Neuquén, tras medirse con otros oferentes como los productores Pablo Celoria, Guillermo Fedorco, la firma Fenolio de Bariloche, la Fundación Luciérnaga y el Hotel Comahue.

“La Orquesta Sinfónica de Neuquén ensayaba en el Cine Teatro Español todas las mañanas, por lo que pagábamos una fortuna de alquiler. Cuando salió el concurso, me llamó Omar Gutiérrez –que era presidente del Banco en esa época– y me pidió que participara con la Fundación, para alquilar el cine completamente”, relató Bongiovani, haciendo alusión al actual gobernador. “Así que presentamos una propuesta que ganó porque no era netamente comercial, que es lo que hoy hacemos con el teatro: abrirlo a la comunidad”, subrayó.

“Cuando tomamos el teatro estuvimos un año haciendo mejoras edilicias y técnicas junto a la Asociación Española, que hizo un gran aporte a su espacio cultural modernizando lo que no se ve: baños, cloacas, sistema de refrigeración, tableros de electricidad. Nosotros nos encargamos del sistema de sonido surround (envolvente), la iluminación, a través del INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales) conseguimos el equipo que hoy tiene el teatro para cine 3D”, precisó el funcionario.

Compromiso social

Bongiovani destacó que, a partir de la llegada de la Fundación que preside, el Español profundizó su función social en múltiples sentidos.

A nivel artístico, puntualizó: “Para muchos músicos era imposible acceder a ese escenario por los costos. Con nuestra propuesta todos los artistas de la región empezaron a hacerlo con un sistema de borderó, en el que ellos se llevan el 70 por ciento de las entradas vendidas, quedando el 30 por ciento para el teatro”.

“Para nosotros no es un ámbito para hacer negocios. Tratamos de mantener ese espacio y generar igualdad para que todo el mundo pueda acceder, en especial los artistas locales, darle mucho empuje al cine regional, la música, el teatro. Todos los ciclos que hemos hecho ahí tienen que ver con esa apertura. Hablo de los Ciclos en el hall que llevó adelante Hilda López, los que hemos hecho en la sala, las presentaciones de discos o de muchos artistas o grupos locales (como La Estafa Dub) con la orquesta Sinfónica”, precisó.

En 2013 el Español comenzó a funcionar como Espacio INCAA con una cuota semanal de cine nacional, combinada con algunos filmes de autor (especialmente proyectados en ciclos) y una buena dosis de cine comercial (en su mayoría destinado al público infantil) luego de su baja en Village o Cinepolis y Cinemark.

“Nosotros, antes de la pandemia, teníamos las entradas al 50% en comparación con las cadenas. Solo las pasábamos quince días después que salían de cartelera, también en 3D y con sonido surround, pero a mitad de precio. Mucha gente empezó a ir al cine y no te puedo explicar la cantidad de chicos que por primera vez se pusieron los anteojitos para ver cine 3D. Chicos de los barrios, de escuela del interior, que obviamente para ellos era gratuito. Eso es lo que más nos ha llenado el corazón, fue muy fuerte ver eso”, enfatizó.

Tras mencionar varias campañas solidarias con participación del Español, Bongiovani remarcó que en la pandemia el Cine Teatro se puso al servicio del sistema de salud de la provincia “para poder dar un soporte en lo que fue la campaña de vacunación de la gripe”. “Y hoy, todas las mañanas, disponemos del hall para donar sangre”, resaltó el titular de la Fundación BPN, antes de dar cuenta de cómo se realizaron los shows hasta hace poco, cuando aún estaban permitidos, con estricto cumplimiento de los protocolos sanitarios.

“Dentro de la sala hemos hecho un montón de espectáculos que se transmitieron por ‘streaming’ o que se grabaron para subirlos a canales digitales. En la fase en la que podíamos recibir público, trabajamos con un aforo de un 30 por ciento. El teatro tiene una capacidad máxima de 640 personas. Para respetar el distanciamiento dejábamos tres butacas libres para cada lado y las filas de atrás y adelante libres. Eso permitió un aforo de 120, 130 personas como mucho, dependiendo de las burbujas”, detalló.

“Además cambiamos los filtros de los aires para lograr una ventilación adecuada, desinfectamos todo a cada rato, tomamos la temperatura, acompañamos a la gente desde la vereda hasta la butaca para que no haya permanencia en el hall. Todas esas medidas las veníamos cumpliendo hasta la semana pasada, que tuvimos que cerrar la puerta por unos días más”, aclaró.

“El Cine Teatro Español no es solo un edificio histórico, es un emblema de la cultura. Desde 1938, ¿quién no pasó por ahí? Nunca podemos perder de vista que es de todas y todos los neuquinos. Todos tenemos un pedacito de corazón ahí. Por eso le agradezco a la Asociación Española porque lo sostiene hasta el día de hoy. Podrían haber hecho un estacionamiento, un edificio, con lo que debe valer esa propiedad. Y rescato que, en tiempos de pandemia, cuando estuvo cerrado el teatro, logramos un acuerdo de reducción del alquiler. Eso nos ayudó a mantenernos”, concluyó.