Carlota Leret O’Neill, la historia no pasa página

Muchas familias españolas exiliadas –económica o políticamente– a Venezuela vivieron muy de cerca la Guerra Civil (1936-1939), es el caso de la familia Leret. Carlota Leret O’Neill era una niña cuando al inicio de la guerra perdió a su padre, y hoy, junto a su hija Laura Salas Leret, intenta recuperar parte de su historia familiar y partiendo de la premisa que “las realidades hay que conocerlas y dejarlas escritas”.
Carlota Leret O’Neill, la historia no pasa página
Laura Salas Leret y Carlota Leret O’Neill, con el ‘niño de la guerra’ y exiliado a EE UU Felipe Llerandi Segura.

Muchas familias españolas exiliadas –económica o políticamente– a Venezuela vivieron muy de cerca la Guerra Civil (1936-1939), es el caso de la familia Leret. Carlota Leret O’Neill era una niña cuando al inicio de la guerra perdió a su padre, y hoy, junto a su hija Laura Salas Leret, intenta recuperar parte de su historia familiar y partiendo de la premisa que “las realidades hay que conocerlas y dejarlas escritas”.
A pesar de no haber vivido la Guerra Civil, Laura Salas Leret ha investigado y escrito sobre esta etapa de la historia española. “Mi idea fue explorar el exilio español en Venezuela, por eso comencé a entrevistar, a contactar a españoles que habían luchado en la Guerra Civil y habían decidido venir a Venezuela. De ese grupo de personas he conocido personajes interesantísimos como es el caso de Antonio Granados Valdés, quien tiene 95 años y sufrió seis años de cárcel”.
Esta socióloga graduada en California, San Jose State University (Estados Unidos de América), se ha acercado progresivamente a la historia. “Cuando era joven no sabía, no conocía bien el periplo de los republicanos españoles, me sorprendió conocer que los republicanos españoles cuando se vieron obligados a refugiarse en Francia fueron internados en campos de concentración. Es el caso del profesor Víctor Sanz López, a quien también entrevisté y que es el autor de un libro muy importante titulado ‘El Exilio Español en Venezuela’. Los españoles en Francia fueron recibidos de muy mala manera… algo muy parecido a lo que sería un campo de concentración nazi”.
Entre entrevistas e investigaciones, Laura Salas Leret dio con la historia de cinco españoles que fueron deportados al campo de concentración de Mauthausen y acusados por el Ejército de los Estados Unidos de América de colaborar con los nazis. “Cuando los alemanes invaden Francia los hacen prisioneros con la tropa francesa, pero los apartan y allí es cuando empiezan a transportarlos al campo de concentración de Mauthausen”.
Actualmente, el trabajo de Salas Leret se centra en esta historia. “Estoy escribiendo un libro sobre uno de los sobrevivientes al campo de concentración nazi que es Domingo Félix Burriel, que aún vive en La Victoria (estado Aragua), y además de padecer la Guerra Civil española, los campos de concentración en Francia y Alemania también fue acusado de colaborar con los nazis”.
Las acusaciones partían del hecho de haber sido barbero en el campo de concentración. “Fueron juicios repletos de irregularidades, solo por haber estado en el campo de concentración y haber tenido un trabajo o una asignación se era considerado culpable de colaborar con los nazis. No existía la presunción de inocencia”, en estos juicios sumarísimos realizados por el ejército americano; en muchas ocasiones no se dispuso de un traductor de castellano.
Para Salas Leret, “el exilio español en Venezuela ha sido el exilio más importante según mi opinión, el que más contribuyó a la formación de las instituciones venezolanas”, por ello se ha centrado en este tema.
Su madre, Carlota Leret O’Neill, emigró a Venezuela con su hermana y su madre la escritora Carlota O’Neill, en 1949, llevando consigo el recuerdo de su padre, el capitán Virgilio Leret Ruiz, fusilado el 18 de julio de 1936.
Leret O’Neill recuerda vívidamente los inicios de la guerra. “Mi padre, el capitán Virgilio Leret Ruiz, era el comandante jefe de la zona aérea de todo el Marruecos oriental español y fue quien comandó la primera batalla de la Guerra Civil española. El 17 de julio de 1936, cuando se sublevan los militares franquistas lo primero que atacan es Marruecos. El único grupo militar organizado que se enfrenta a los rebeldes y mantiene un enfrentamiento armado fue el que comandaba mi padre en la base de Hidros en Melilla”.
A pesar de ser muy pequeña, Carlota Leret O’Neill recuerda todo con claridad. “Soy de los pocos sobrevivientes que aún vive y que estuvo presente en la primera batalla de la Guerra Civil… los primeros disparos que incendiaron al mundo, luego vendría la Segunda Guerra Mundial. Eran las 4 de la tarde, habíamos ido a dar un paseo mi padre, mi madre, mi hermana y yo cuando comenzaron a sonar las alarmas de la base aérea y se acercan hombres gritando y llamando a mi padre”. Madre e hijas estaban pasando el verano en la base, “nosotras no vivíamos en Melilla, vivíamos en Madrid”.
En esa primera batalla, que duró menos de cuatro horas, los republicanos se quedan sin municiones, “y tienen que rendirse, quien comanda la rendición es Virgilio Leret Ruiz: Mi padre se rinde y camina. Cuando ya está muy próximo a las tropas militares que atacan la base, él ya no tiene más municiones ni gente, tira el arma al suelo y dice ‘yo soy el responsable, no son mis hombres’. Nos ha costado mucho averiguar qué pasó con mi padre, lo he averiguado el año 2001. A mi padre lo fusilan en el amanecer entre el 17 y el 18, a 200 metros de donde estábamos mi madre, mi hermana y yo; no sabemos qué hicieron con su cuerpo”.
A sus 34 años, Virgilio Leret Ruiz tenía una amplia carrera militar, además había incursionado en la mecánica. “Aparte de ser un militar con una gran carrera, fue el inventor (precursor) del motor a reacción español. Hay tres inventores en el mundo, un inglés, un alemán y un español. Entre sus planes al finalizar el verano estaba el hacer las pruebas del motor y su factibilidad; él registró el invento en el año 1935 pero no llega a aprobarse porque lo matan en julio de 1936”.
Tras la muerte de su esposo, Carlota O’Neill fue apresada. “A mi madre la apresaron el 22 de julio de 1936. Fueron cinco años sin libertad, le hicieron tres causas y dos consejos de guerra, nosotras nos quedamos solas en Melilla, no conocíamos a nadie”. Luego de la liberación, O’Neill iniciará un largo camino junto a sus hijas hasta poder conseguir llegar a Venezuela. En su libro ‘Una Mujer en la Guerra de España’, la joven viuda relató el difícil camino. Afortunadamente, luego de vender y dejar atrás lo poco que tenían, la familia consigue embarcar a Venezuela en un buque petrolero.
Muchos llaman a pasar la página de la Guerra Civil Española, pero para Carlota Leret O’Neill “la historia no pasa página, las páginas se escriben y se quedan allí en su lugar de la historia. No hay porque tomar venganza, pero las realidades hay que conocerlas y dejarlas escritas”, sentenció.