EL GALARDÓN RECAYÓ EN MANOS DE LOS RELIGIOSOS LEONCIO HERRERO Y FRANCISCO BLANCO

El Centro Burgalés de Buenos Aires entregó su premio Cid Campeador 2012

El Centro Burgalés de Buenos Aires hizo entrega la semana pasada de su premio ‘Cid Campeador’ 2012. La distinción, que instauró la casa hace más de una década en reconocimiento a la labor de aquellas personas que actúan en favor de la colectividad y sus instituciones, recayó este año en dos religiosos españoles: el padre Leoncio Herrero Núñez (nacido en Zamora), fundador de la Escuela de Fátima en Villa Soldati, y el padre Francisco Blanco Martín (nacido en Valladolid), su actual responsable.
El Centro Burgalés de Buenos Aires entregó su premio Cid Campeador 2012
El padre Leoncio, en un momento de su intervención tras recibir su premio.

El Centro Burgalés de Buenos Aires hizo entrega la semana pasada de su premio ‘Cid Campeador’ 2012. La distinción, que instauró la casa hace más de una década en reconocimiento a la labor de aquellas personas que actúan en favor de la colectividad y sus instituciones, recayó este año en dos religiosos españoles: el padre Leoncio Herrero Núñez (nacido en Zamora), fundador de la Escuela de Fátima en Villa Soldati, y el padre Francisco Blanco Martín (nacido en Valladolid), su actual responsable.


El colegio, que imparte educación inicial, primaria, secundaria y terciaria a más de 2.400 niños y adultos, en tres turnos (mañana, tarde y noche), también cuenta con un comedor infantil que da de comer diariamente a unos 500 niños.
Fundar una escuela, en lo que el padre Leoncio consideró “el basural más grande del mundo después de la ciudad de Calcuta en la India”, conllevó –explicó al recibir la distinción– el firme propósito de intentar romper el círculo vicioso con el que la pobreza y la miseria, que suele venir aparejada, truncan el futuro de generaciones enteras de niños y jóvenes.
En este sentido, el sacerdote aseguró que es un convencido de que la única forma de erradicar la pobreza es con educación.  “Nuestra mayor satisfacción –dijo– es que todos los que han pasado por allí han cambiado sus vidas. Han sabido encontrar el camino”. Asimismo, recordó que la Congregación de Fátima ha construido, junto al colegio, un Hogar de Niñas. “Porque tenemos que educar a niños y niñas, pero si no puedes a los dos, educa a las niñas para que formen hogares con mayores posibilidades”, reflexionó el párroco que contó, además, que esta gran obra que se levanta silenciosa y firme, no cuenta con subsidios públicos sino con el apoyo de gente que la conoce. “Entre tantas mentiras del gobierno argentino, ésta es una obra de verdad”, apuntó el párroco, el pasado 10 de junio en el Centro Burgalés, en el marco de los festejos organizados por la institución con motivo del 89° aniversario de su fundación.
El padre Francisco Martín, recién operado, no pudor concurrir a recibir su premio, por lo que la comisión directiva de la Casa encomendó –en un acto simbólico– la entrega de la estatuilla al cónsul español, Marcos Rodríguez, y al consejero cultural de la Embajada española, Manuel Durán, ambos vallisoletanos, igual que Martín. Más, aunque no pudo estar presente físicamente, su sentir y pensamiento se escucharon en voz alta, a través de una carta que hizo llegar a la institución y que  la hija de la presidenta del Centro, María Clara Aguirre, leyó para todos los presentes.
Durante la entrega de las distinciones, Julia Hernando –que además de presidir la asociación burgalesa es la actual responsable de la Federación de Sociedades Castellanas y Leonesas– señaló que la colectividad todavía le debe un agradecimiento a los religiosos españoles que llegaron a Argentina y dedicaron su vida a un trabajo tan silencioso y generoso como fructífero en favor de la comunidad.
La fiesta aniversario contó con la presencia, además de los mencionados, del cónsul general, Pablo Barrios; de la representante del CRE Buenos Aires Maite Michelón; y de la presidenta del directorio del Hospital Español de Buenos Aires, Elma Espisúa, entre otros directivos de asociaciones hermanas.
Otro de los homenajeados fue el vicepresidente del Centro, Teodoro González, por su dedicación y entrega generosa en favor de la sociedad y de sus compatriotas a lo largo de toda una vida.
Por último, la escritora Gabriela Azaña entregó a la presidenta, Julia Hernando, un ejemplar de su novela ‘Por quien lloran los pinares serranos’, editada por la Diputación de Burgos y presentada en Canicosa de la Sierra, sitio en el que se desenvuelve esta obra que da cuenta de las costumbres y paisajes de este lugar, del que era oriunda su abuela.