LA PRESIDENTA REIVINDICA LA HISTORIA DE ANDALUCíA Y LA IGUALDAD DE LOS CIUDADANOS

Susana Díaz recuerda “especialmente a los que están lejos de nuestra tierra” en su discurso del 28-F

La presidenta de la Junta, Susana Díaz, ha reivindicado la historia de Andalucía, una tierra que, ha dicho, está dispuesta a hacer su “aportación” en la configuración de la España del futuro, en la que la exigencia de la comunidad pasa por que se garantice la unidad de España y la igualdad de derechos y deberes de todos los españoles, “vivan donde vivan y trabajen donde trabajen”.

Susana Díaz recuerda “especialmente a los que están lejos de nuestra tierra” en su discurso del 28-F
Dia Andalucia.Sabina
Joaquín Sabina recibió su galardón de manos de Susana Díaz.

La presidenta de la Junta, Susana Díaz, ha reivindicado la historia de Andalucía, una tierra que, ha dicho, está dispuesta a hacer su “aportación” en la configuración de la España del futuro, en la que la exigencia de la comunidad pasa por que se garantice la unidad de España y la igualdad de derechos y deberes de todos los españoles, “vivan donde vivan y trabajen donde trabajen”.

En el inicio de su discurso durante el acto institucional del Día de Andalucía, Susana Díaz dio las gracias “especialmente a los que están lejos de nuestra tierra y que, cada 28 de febrero y cada día del año, lamentan no poder estar con los suyos”.

Prosiguió diciendo que “sé que hoy también, en este día de fiesta, muchas familias están echando de menos sobre todo a sus jóvenes, a sus hijos e hijas, a sus nietos, que han dejado su hogar y que han cruzado fronteras para ganarse una oportunidad. Andalucía debe estar con ellos y todos debemos fijarnos como reto colectivo, como pueblo, lograr que vuelvan pronto y que encuentren aquí en su tierra, Andalucía, una oportunidad”.

La presidenta de la Junta ha recordado que hace 36 años, el 28 de febrero de 1980, la Comunidad decidió su futuro en el marco de la Constitución de 1978 e inauguró así “una etapa de nuestra historia que, con todas las carencias que podamos señalar, ha sido la más fructífera, la más justa y la más libre de todo el recorrido histórico de la nación española”.

Andalucía, ha dicho su presidenta, defendió y votó un modelo de Estado de la igualdad, “igualdad de posibilidades y de oportunidades para todos los territorios de España”.

La autonomía así configurada “ha significado un camino de éxito para nuestra tierra”, ha dicho Susana Díaz, que ha enfatizado además que “el 28 de febrero no sólo permitió que el pueblo andaluz pudiera empezar a transitar por la vía de la autonomía plena para sí mismo, sino que abrió la puerta para que lo pudieran hacer todas las comunidades que lo desearan”.

De este modo, “contribuimos desde Andalucía a hacer una España mejor, imprimimos carácter a la España democrática, y lo hicimos y lo hacemos con la bandera de la igualdad”.

A su juicio, también hoy los andaluces “debemos alzar la voz de nuestra tierra para recordar que la España amante de su diversidad debe y puede construirse todos los días desde el respeto siempre a sus diferencias pero jamás desde el agravio, el privilegio o la discriminación”.

En este momento, “España necesita diálogo y acuerdos” para “favorecer, impulsar y llevar a buen puerto esos necesarios ajustes en nuestras pautas y modelos de convivencia”, ha dicho Díaz.

Susana Díaz ha señalado que “algunas comunidades españolas plantean retos urgentes a España, a veces en términos de desafío”, mientras que “a Andalucía lo que le corresponde, por el contrario, es aportar cosas importantes a España”.

“El diálogo y la colaboración son imprescindibles” en ese proceso, ha dicho Díaz, que también ha puesto de relieve “una realidad: y es que nuestra tierra es, desde un punto de vista geoestratégico, tal vez la comunidad más importante para el conjunto de España y una de las más importantes para Europa”, por lo que ha pedido singularmente a Europa que “mire más y mejor hacia el Sur”.

Frente a la visión de Andalucía como una región periférica, la presidenta de la Junta ha hecho hincapié en el “lugar central” que ocupa Andalucía, una Comunidad que “tiene que aportar mucho a España, a Europa y al Mediterráneo”.

“Retos colectivos”

La presidenta ha expresado en su discurso algunos de los “retos colectivos” que Andalucía tiene por delante en este 28 de Febrero, el más importante de los cuales es hoy el desempleo. A pesar de esta “lacra”, que es la principal prioridad del Gobierno andaluz y a la que se dedican todos los recursos, Díaz ha defendido que “el territorio de España que más y más intensamente se ha transformado en las últimas décadas es, sin ninguna duda, el nuestro: Andalucía”.

Entre los logros que nos han convertido en una sociedad “moderna y avanzada” durante los años de la autonomía, Susana Díaz ha mencionado las infraestructuras de primer nivel, la protección del patrimonio natural, cultural y medioambiental; la cohesión territorial de pueblos y ciudades, los grandes servicios públicos de la educación y la sanidad y la apuesta por la aplicación de la ley de dependencia.

Ha citado, asimismo, la agricultura, con productos de referencia mundial; la industria, por la que hay que continuar avanzando para estar más preparados para futuras crisis económicas; la aeronáutica, las energías renovables y la capacidad exportadora y de internacionalización de las empresas.

Junto a los avances en materia económica, Díaz se ha referido al “conjunto de servicios públicos que engloba el Estado de Bienestar” como la “principal garantía de que verdaderamente haya una igualdad efectiva entre los ciudadanos”.

La aspiración de justicia que representan esos servicios públicos formaba parte, ha dicho la presidenta, del espíritu del 28 de Febrero y no se trata solo de una cuestión de justicia social, sino de crecimiento económico, porque “ninguna economía puede funcionar de manera eficiente si no garantiza que las personas puedan desarrollar sus potencialidades y tener una vida digna”.

En este sentido, la presidenta de la Junta ha hecho hincapié en la educación y la sanidad públicas. Con respecto a la educación, ha expresado la “deuda” de Andalucía con sus maestros y maestras, en cuyas manos “ponemos lo más preciado de nuestra tierra: nuestro futuro” y que forman a esos niños y niñas como hombres y mujeres “libres y críticos”.

También ha agradecido a los responsables de la sanidad pública su labor, porque “en vuestras manos no solo está a menudo la vida de las personas a las que operáis”, sino que “hay algo más: hay un mensaje de esperanza, de solidaridad, de seguridad de que todos vamos a tener el mismo derecho a ser atendidos en las mismas condiciones cuando enfrentemos algo que es inexorable en la vida de cualquier ser humano, como es la enfermedad”.

Además, se ha referido a la “solidaridad” de Andalucía, porque cuando “un año tras otro, está a la cabeza de España de los trasplantes de órganos y tejidos, nuestra tierra lleva a la práctica nuestro concepto de la vida como valor supremo”.

Junto a los profesionales sanitarios y de la educación, Susana Díaz ha reiterado su reconocimiento al conjunto de los empleados públicos y ha incidido en que “recuperar sus derechos, tener en cuenta su opinión a la hora de organizar estos servicios públicos y fortalecer su prestigio en la sociedad, es una tarea inexcusable y además un reto colectivo de nuestra comunidad”.

La presidenta de la Junta ha remarcado la necesidad de promover la igualdad entre hombres y mujeres, porque “una sociedad no puede aparecer como cohesionada y unida si la mitad de la población vive discriminada”, con problemáticas como la llamada “brecha salarial” y muy especialmente la violencia machista, “que ya se ha cobrado en España muchas más víctimas mortales que todas las causadas por organizaciones terroristas en nuestro país”.

“Los nombres de las 57 mujeres asesinadas el pasado año en España, trece de ellas en Andalucía, deben grabarse a fuego en nuestras conciencias”, ha señalado.

Díaz ha tenido en su discurso palabras también de apoyo a los trabajadores de la empresa Abengoa y de la mina de Aguablanca, que atraviesan momentos de dificultad, y de recuerdo a los refugiados que reciben un trato “indigno e indignante” cuando intentan llegar a Europa.