BAJO EL AUSPICIO DEL CENTRO ANDALUZ, EL CENTRO ESPAñOL Y LA CONSEJERíA DE CULTURA DE LA EMBAJADA

La Asociación de Guitarristas Flamencos del Perú realizó una noche de homenaje a Paco de Lucía

La Asociación de Guitarristas Flamencos del Perú, bajo el auspicio del Centro Andaluz del Perú, el Centro Español y la Consejería de Cultura de la Embajada de España, realizó, el jueves 20 de marzo, una noche de homenaje a Paco de Lucía, recientemente fallecido.

La Asociación de Guitarristas Flamencos del Perú realizó una noche de homenaje a Paco de Lucía
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Una de las agrupaciones que participó en el homenaje.

La Asociación de Guitarristas Flamencos del Perú, bajo el auspicio del Centro Andaluz del Perú, el Centro Español y la Consejería de Cultura de la Embajada de España, realizó, el jueves 20 de marzo, una noche de homenaje a Paco de Lucía, recientemente fallecido.

Fue una noche donde bajó el ángel y rondó el duende, donde se abrió el cofre de las esencias y brotó el flamenco, en cante, baile, guitarra y cajón peruano (hoy adoptado por el flamenco) inolvidable, de antología, como para no escatimarle adjetivos, a espuertas, como para guardarla en la retina para el resto de la vida, la inspiró el inmenso Paco de Lucía, el algecireño universal, y la plasmó la Asociación de Guitarristas Flamencos del Perú.

El Teatro Federico García Lorca del Centro se colmó de un público que no vio defraudadas sus expectativas. Los artistas las superaron largamente, los guitarristas Sergio Aguilar, John Santillán, Carlos Quiroz, Álex Torres, César Paucar, Daniel Raiser, Adolfo Cancho, Juan de la Vega, Ernesto Hermoza, Víctor Meléndez y Pepe Torres; los intérpretes Augusto Gil  ‘el Galleta’, Larisa Sánchez, los hermanos Moscol y Jesús Miró; los grandes bailaores Jimena Cuéllar, Nazareth García, Roxana del Castillo, Jasmín Pozzo y ‘Fuego Andaluz’, Rafael Aguilar, Jesús Rodríguez y Diego Barrenechea; y en cajón flamenco Daniel ‘Gigio’ Parodi; Jesús Rodríguez, flauta travesera; y cajón flamenco, Hann Meléndez.

Tres largas horas de música, donde el público solo se paró para aplaudir a rabiar, y que no se quería marchar. En definitiva, una noche que dará que hablar durante mucho tiempo, un evento quizá irrepetible.

Felipe Carbonell, presentador del evento, arrancó el espectáculo con un brindis taurino: “Va por ti, maestro”. Y se abrió el clavel musical, con un despeje de plaza por tarantas, seguidas por un paseíllo con granainas, farrucas, alegrías, tanguillos, bulerías, soleares, rondeñas, etc. Menudo cartel, como para repartir apéndices generosamente.

La magia de la guitarra, interpretando cada uno de tus temas, el grave sonido de la percusión, ese quejido inconmensurable del cante, puñal que desgarra con su sonido el sentimiento, la pasión de los bailaores, el repiquetear de las castañuelas, la metralla del zapateo, todas las suertes musicales de la música andaluza se dieron cita esa noche para el deleite de los presentes.

Para muchos fue una inmensa y grata sorpresa el comprobar que España continua no solo viva en el Perú, sino que goza de inmejorable salud y está creciendo imparable.